Tener hijos para que te los críe "otra": las nodrizas.

El 10 de abril de 1609,  Felipe III aprobaba la Ley XIII, para indios Paraná, Tucumán y Río de La Plata, decretando que ninguna india podía salir de su pueblo para criar hijos de española, teniendo el suyo vivo y que el encomendero que la forzase a ello, perdería su Encomienda y pagaría una multa de 500 pesos. Esas indias a la que dicha Ley refiere, ejercían como amas de cría o nodrizas. 

Foto 1: Nodrizas indígenas. Fuente: www.google.es (Consultado: 09.01.2021).

En la antigua Babilonia, ser nodriza, ya se ejercía como un trabajo remunerado, el amamantamiento de bebés que no fueran hijos propios. Disposiciones sobre estas mujeres se pueden encontrar en los antiguos Códices, - Leyes de Eshnunna y Código de Hammurabi-. Se hace también referencias sobre ellas en libros sagrados como la Biblia, o incluso en el Corán. Eran muy comunes, también en la Grecia clásica. 

Y llegando al Imperio romano, debemos hacer especial referencia a esta labor. Durante el Imperio, la mayoría de nobles se valían de las nodrizas para la crianza de sus hijos. Empezó a ser común a finales de la República, la razón de la proliferación de esta profesión fue debido al hecho de que se consideraba como poco aristócrata realizar cualquier labor física. Pero también se las contrataba en caso de fallecimiento de la madre en el parto o por la creencia de que las madres debía alejarse el recién nacido para evitar crear vínculos sentimentales ya que había muchas probabilidades de que el infante fallecía, -durante ésta época, la tasa de mortalidad infantil era muy elevada-. 

Ser nodriza de una familia influyente daba cierto prestigio social. En algunos casos se le asimilaba a la autoridad moral del pater familias, ya que representaba una figura cuya responsabilidad iba más allá de la mera alimentación del recién nacido, se encargan de criar a los hijos de la familia durante los primeros años de su vida. 

Foto 2: Fresco romano, nodriza amamantando a un bebé. Fuente: www.google.es (Consultado: 09.01.2021).

Cuando la nodriza era una esclava, ésta residía en la misma domus (casa) que sus señores o se le enviaba al campo con el recién nacido. Por el contrario, la nodriza libre firmaba un contrato con la familia en el que quedaban recogidos los requisitos del buen cuidado del niño en cuestión; de esta forma quedaba fijado sobre papel unos vínculos de dependencia a muy largo plazo, aunque fuera un trabajo remunerado. En ambos casos quedaban ligadas de por vida a los niños, hasta tal punto de que si una joven contraía matrimonio, su nodriza la acompañaba a su nuevo hogar, como parte simbólica de la dote. Había un pensamiento generalizado, entre la clase alta romana, de que además de alimentarse, el bebé adquiría el carácter de su cuidadora por lo que era necesario que reuniera todos aquellos valores que se consideran correctos.  

Entre los siglos XVII y XIX se produce un auge europeo en la contratación de nodrizas. Tanto madres aristócratas, que debían atender sus obligaciones sociales, como madres de clases populares, -sobre todo durante el siglo XVIII con el desarrollo de la industria y el acceso de la mujer al mundo laboral-, se ayudaban de ellas para poder trabajar.

Durante el siglo XIX, se publican diversas monografías de temática femenina, en los que se tratan cuestiones relacionadas con el embarazo. Los especialistas de la época, advertían sobre los beneficios del amamantamiento y también describían las características de una buena nodriza; debían ser mujeres fuertes, su procedencia las hacía ser más o menos cotizadas; así las africanas, las mulatas o las italianas eran muy cotizadas en determinados lugares. A finales del siglo XIX decae este método de crianza, debido a los avances, como la fabricación de leche artificial, aunque siguió existiendo hasta mediados del siglo XX. 

Foto 3: Nodriza acompañada de dos aristócratas y sus hijos. Fuente: www.google.es (Consultado: 08.01.2020).

Foto 4: Nodriza con bebé en brazos. Fuente: www.google.es. (Consultado: 08.01.2020). 

Fue muy habitual que el hijo aristócrata se criara con el hijo natural de la nodriza, lo que creaba unos lazos muy estrechos entre ambos, convirtiéndolos en lo que se conocía como "hermanos de leche". También fueron figuras claves para la lactancia de los expósitos, -niños abandonados por sus progenitores-. 

Casos más sorprendentes son los del Gran Duque de Alba (1531- 1582) o el mismo Enrique IV de Francia (1553- 1610), quienes al final de sus días terminaron siendo amamantados, ya que no eran capaces de alimentarse de otra cosa. Se entendía que si era bueno para los recién nacidos, lo era para los ancianos. 

En definitiva, podemos concluir que el papel de las nodrizas fue primordial a lo largo de la historia. Ellas "sacaban adelante", tanto niños de alta cuna como los suyos propios, su labor influyó incluso en los índices poblacionales de diferentes épocas. La lactancia desempeñaba una labor anticonceptiva, ya mientras amamantaban, limitaban la maternidad en muchas ocasiones a una frecuencia bianual, mientras que las nobles tenían un mayor índice de maternidad. 

Foto 5: Familia acompañada de su nodriza indígena. Fuente: www.google.es. (Consultado: 08.01.2020).

Foto 6: Nodriza posando con el bebé que cría. Fuente: www.google.es. (Consultado: 09.01.2020). 


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